
¡Ven amado mío! como una ola
Penétrame con fuerza espuma y ritmo
hasta sentir en mis entrañas algas suspirando
el enlace febril de tu amor del mar cantando
enlazando nuestras piernas barcarolas al viento
danzando en un mismo son, brisa sublevada.
Oír tus gemidos en mis oídos como una sinfonía.
Deleitarme con tu cuerpo ansiado lucero candente
saboreándolo con cada sentido fresa amada
Penétrame. Un pistilo de luz entre tus pétalos
Descorcha el latido apasionado abriéndose al aroma
que embriaga nuestra pasión sagrado cielo
en la desnudez piel con piel canto divino.
Delirio empapado en el clímax de la noche
desbordante de deseos hechos de luceros.
Ansiosa espero los pasos de la aurora
Retrasas hasta la locura con caricias de luna
con mágica y experta pacienci a de paloma
el multiorgasmo inenarrable gritando trinos.
Tus manos sobre mi sexo danzan, son aguacero,
alargan esta explosión una cascada o brasa
que escurre entre tus dedos embaraza la tierra
mientras mis manos te buscan con el arado
para saciar mis deseos en el surco fermentado.
Placer que nos convoca como a la noche las estrellas
uniendo nuestras bocas en los despeñaderos del bullicio
con besos que emborrachan en la fiesta del amor
alzando nuestras copas de labios encendidos
hacia el infinito en la salutación del tiempo.
Brindamos lo eterno río desbocado
y se produce el milagro de la inundación
fusionando alma con cuerpo en una cascada de luz.
Me excitas. Marea de altamar.
Me seduces. Concierto de gaviotas.
Imperiosa necesidad de elevarnos al cielo
de ser tuya una vez y otra vez, lluvia en la tierra
saciándonos sin descanso en dulce tintineo
mientras te siento tan mío como tu corazón
enredada en tu cintura palpítando
con nuestro silencio, grito interminable.
Nievi Merino Guerra Antonio EScobar Mendívez

UN POEMA ÙNICO Y BELLO DE DOS GRANDES ARTIFICES DE LA PALABRA
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